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El Pinocho de Garrone, lo que podría haber sido


Imagen Pinocho. De Izquierda a derecha: Roberto Benigni y Federico Lelapi. Fuente: La Vanguardia.


Hacer una película sobre una historia tan machacada y conocida, sobre todo en Italia, supone un desafío importante. Como creador, te ves obligado a sorprender constantemente. Esta nueva versión de Pinocho dirigida por Garrone, lo consigue. El director conocido por Gomorra, nos presenta un relato fiel al cuento tradicional de Collodi y, al mismo tiempo, alejado de la versión de Disney, donde gran parte de la trama se ve suavizada. Otro de los factores que pone en alerta al espectador es la aparición del conocido Roberto Benigni, quien ya abordó la historia del niño de Madera en el año 2000 produciendo el largometraje más caro en la historia del cine italiano hasta la fecha.


Sin embargo, al terminar de ver al Pinocho de Matteo Garrone sentí un poquito de rabia. Fue la misma sensación que experimentas cuando tu jugadora de futbol favorita supera a toda la defensa, portera incluida, pero manda el balón a las gradas. La primera parte del metraje es sólida, pero a partir de ese punto, el filme se va desmoronando poco a poco. Como diría Gepetto, es imposible que una mesa se sostenga con solamente dos patas.


Los dos problemas principales que, para mí, privan a Pinocho de ser una película redonda y realmente interesante son: el tratamiento del personaje de Pinocho y la poca unidad del filme.


El personaje de Pinocho


Federico Lelapi, dejando de lado su actuación, da vida a un Pinocho plano, sin fondo. El valor de todo personaje reside en su profundidad emocional, su evolución, sin esa simple premisa no podemos hablar de tal cosa. ¿No evoluciona Pinocho, literalmente, cuando se convierte en un niño de verdad? No. Que durante una hora y cincuenta minutos alguien sea de una manera y justo al final, a causa de una excusa poco elaborada, cambie radicalmente, no se puede concebir como evolución personal.


Federico Lelapi como Pinocho. Fuente: Espin of.


Este es un fenómeno que se aplica a la película en general. Durante esta se presentan diferentes historias que no se cierran, discursos contradictorios, tramas poco elaboradas, etc. Una de las cosas que más me “chirrió” fue la presentación de la escuela. Garrone nos muestra la enseñanza a la que se somete Pinocho como carca y poco efectiva: vemos a un profesor que lo único que hace es castigar y menospreciar a sus alumnos. Sin embargo, la solución a la rebeldía de Pinocho es, precisamente, ir a esa misma escuela y someterse a sus métodos, raro ¿verdad?


Falta de unidad en el filme


Es bien sabido que quien mucho abarca poco… Se nos presentan muchas situaciones, demasiadas. Desde mi punto de vista el filme hubiera ganado mucho si las aventuras por las que pasa Pinocho se redujeran a la mitad y estas fueran menos repetitivas. En algunos momentos parecía que la película había terminado y empezado de nuevo con un estilo totalmente diferente. No fue algo que me molestara demasiado, pero creo que afecta de manera considerable a la cohesión general del largometraje.


Otros muchos puntos fuertes


La falta de unidad que destacábamos anteriormente se ve paliada por su estética atractiva y realización atrevida. Seguramente, después de todo el chaparrón que he soltado sobre el filme, creeréis que mi impresión sobre este es nefasta; para nada, tiene aspectos muy admirables.

La atmósfera en Pinocho


Hoy en día estamos acostumbrados a que las películas fantásticas se apoyen demasiado en los efectos visuales realizados con ordenador, por eso cuando ves un filme tan artesanal y puro como este, se agradece.


Los personajes y los espacios tienen un nivel de detalle encantador, en ocasiones me hubiera gustado parar la película y analizar todos los rincones de los sets en busca de pequeñas sorpresas. En mi escrito sobre Little women ya destaqué lo importante que es crear una atmósfera que traspase la pantalla, puede que sea de las cosas más difíciles en el cine. Precisamente, la película arrasó en los premios David de Donatello 2020 en casi todas las categorías relacionadas con la creación de la famosa atmósfera. Ganó: Mejores decorados (Dimitri Capuani), mejor vestuario (Massimo Cantini Parrini), mejor maquillaje (Dalia Colli y Mark Coulier), mejor diseño de cabello (Francesco Pegoretti) y mejores efectos visuales VFX (Theo Demeris y Rodolfo Migliari). A mí, personalmente, me encantó todo el diseño relacionado con la casa del hada madrina y la caracterización de los títeres vivientes.


La banda sonora de Dario Marianelli, ganador de un Oscar por Atonement, encaja perfectamente con las imágenes y los paisajes italianos. Una buena BSO debe funcionar como la salsa que une y mejora un plato, debe ser el factor que lo aúna todo. Marianelli identifica en todo momento las necesidades del filme y logra crear un poco de cohesión dentro del desorden que apuntábamos anteriormente.


Dario Marianelli ganador del oscar a mejor BSO en 2007. Fuente: ISFMF.


No es un filme infantil


Otro de los aspectos que te permite disfrutar de Pinocho es su realización. No está hecha para niños pequeños, incluso hay escenas terroríficas. Una de las secuencias más grandilocuentes del metraje es la del mundo sin reglas, aquel donde los niños se acaban convirtiendo en asnos. En la versión de Disney eran dos animalitos simpáticos los que engatusaban a Pinocho para que huyera de su hogar, en esta ocasión vemos a un anciano, de apariencia dudosa, en una carretilla llena de niños a los que va lanzando piropos constantemente. Si le añadimos a esta imagen la gran estética de la que hablábamos, conseguimos algo realmente turbio. Recuerdo, también, que de repente en una escena aparece Pinocho ahorcado, es algo que nunca esperaba ver.


En casa del hada madrina pasa algo parecido, pero al revés. Si eres alguien que realmente disfruta con el cine, Garrone tiene un regalito para ti. Después de ver lo que esperabas; el estudio de Gepetto, la escuela, el teatro de títeres, etc. Este te presenta una mansión encantada en la que vive una niña pequeña junto a un caracol gigante. Durante esta parte de la historia imperan las composiciones arriesgadas, una paleta de colores pastel exquisita, la presentación de personajes realmente interesantes, escenas propias del barroco, etc. Es realmente bello. Hubo un momento en que me puse a observar las motas de polvo que rodeaban a los personajes, era algo poco importante, pero me encantó. Esta distinción tan marcada entre espacios, secuencias y personajes fue la que me acabó desorientando al final del filme.


Pinocho, el hada y el caracol gigante. Fuente: Mundodvd.


En esta crítica he intentado decir muchas cosas, demasiadas, y seguramente he pecado al intentar abarcar muchos temas, como Garrone en su filme, pero tenía la necesidad de expresar mi frustración al ver que un metraje como este no acababa de meter el gol en los últimos minutos del partido.


Pau Sauri Soriano, Writing Rabbits.



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